17.8.05

El Subsuelo: La Muerte Del Mago (1er secuencia)

El Fotógrafo

"Saqué un paquete de cigarrillos del bolsillo y me llevé uno a la boca. Fumé. Frente a mí, el pequeño pueblo de Subiette, también conocido en el ambiente como "el subsuelo", se veía como un mugroso barrio de los suburbios; sin encanto, sin vida, en un asqueroso sepia. Miré el reloj y recordé que no me sobraba el tiempo. Ocho y cuarto.
Recorriendo las calles se podía ver el vacío que dejan los grandes eventos en los rincones restantes. En cuatro cuadras estaría en el teatro "Magritte"; todo en este pueblo tenía la estúpida idea de tener terminaciones que emularan a las de su nombre. Era estúpido, como todo el resto del pueblo. Odiaba tener que volver a pisar ese lugar de mierda. Ya no importaba, el dinero lo valía.
Les refregué la tarjetita de cartón que me identificaba como parte de la prensa que cubría el evento a unos cuantos policías y a los empujones alcancé una posición algo privilegiada. Estaba todo a oscuras; había llegado tarde. Se escuchaban aplausos y chiflidos varios que reclamaban la presencia del responsable de tanto fervor. Imaginé el teatro lleno de señoras mayores con sus respectivos maridos, a niños llorando sin comprender el escándalo, a jóvenes gritando hasta el límite de sus voces. Miré a mi alrededor. Había logrado ubicarme en una posición que me protegía de la plena visión del público y me escondía del resto de la prensa en un principio. Preparé la cámara. Lente, diafragma e intensidad del flash. Ya se sentía en el aire la presencia del Mago.
El escenario se iluminó. Una figura se esbozó entre el telón que se abría. Era él. Era el Mago.
No sé como describirlo, pero su imagen, su porte, algo de eso me petrificó. Tardé en recordar que yo estaba allí para matarlo, y aún luego, sentí algo: no quería matarlo. No quería, pero no era una cuestión de querer; tenía que matarlo, había dinero, un trabajo, un prestigio en el medio.
El público gritaba hasta ese punto en el que los gritos se unen en una masa constante de sonido y se tiene una sensación como de sordera. El Mago levantó los brazos para recibir la ovación. Destrabé el seguro de mi cámara y me preparé para gatillar. En unos segundos tendría que guardar la cámara, discretamente escapar por la puerta al final del pasillo derecho y salir por la ventanilla que está detrás del segundo cubículo del baño de mujeres hasta un callejón oscuro. Tan simple como eso.
Pero no. Antes de que llegara a gatillar, a través de la cámara pude ver cómo alguien se subía al escenario y comenzaba a apuñalar varias veces al Mago. Mis dedos temblaron. Mis párpados estaban completamente abiertos. Fue una milésima de segundo. Imaginé al teatro petrificado frente a tal espectáculo. El silencio era tal que en la enormidad del teatro se escuchaba el entrar y salir de la cuchilla del cuerpo resignado y sangrante. Frente a mí, el asesino del Mago, alguien estaba matando al Mago. La reputísima madre que lo re mil parió.
Guardé mi cámara, me puse de pie, discretamente escapé por la puerta de mierda al final del corredor derecho y salí por la ventanilla del baño de mujeres hasta el puto callejón oscuro. Algo había salido muy, muy mal. Mierda. Algo había salido para el reverendo carajo y yo iba a averiguar qué carajo acababa de pasar. Pero primero tenía que desaparecer por un tiempo."

(fin primera secuencia)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y la segunda para cuando!!???

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJJAJA
Esos comments me suenan conocidos!!!

Unknown dijo...

El comment de Capalbo y el de Mari hacen referencia al "fucking" spam que se coló en nuestro blog. Por razones editoriales, lo mandamos a la mierda (con todo respeto por los amigos spameros).