18.8.06

VOLVER

Años atrás la revista Rolling Stone describía al cine de Pedro Almodóvar como una paella gigantesca donde se degusta el mélo a la manera de Douglas Sirk, una buena dosis de humor made in John Waters, una pizca de surrealismo buñueliano, todo sazonado con una salsa hitchcockiana. En VOLVER encontramos todo esto y más. Encontramos un reencuentro de Almodóvar con sus protagonistas femeninas (después de haber hecho dos films protagonizados por hombres: “Hable con ella” y “La Mala Educación”). Penélope Cruz es el equivalente almodovaresco a la figura de la madre que hay en las películas de Fellini. Hermosa, terrenal, curvilínea, culinaria y con un pasado arduo y secreto. Le perdonamos todo a Penélope, aún su romance con Tom Cruise, que en este film se haya rellenado el trasero para aparentar más y que no sea su voz la que canta el tango del título. Su Raimunda es emprendedora, no dejar pasar las oportunidades, pero también siente y sufre como todas, las lágrimas le brotan a la Cruz en varias escenas de la película. Capítulo aparte merece Carmen Maura que regresa a los films de Pedro y regresa de los muertos a cuidar a su hermana y a cuidar de sus hijas, formando parte de un enigma que no se revela hasta el final. VOLVER es un film donde las mujeres mandan, los hombres aparecen poco y nada. Aquí los hombres son abusadores o infieles, representando a algo degradado e inútil. Vayan a los cines a verla, ya que si esperan al video no entenderán nada del castellano (o del dialecto castellano) que hablan en el film. (Lo mismo que sucede en las películas argentinas, que en sus ediciones de video no se les entiende nada)

6.8.06

EL CINE ARGENTINO: LA CULTURA DE LA CRISIS

El cine argentino se encuentra siempre en crisis. Hoy es la distribución y comercialización de las películas. Ayer fueron la ley de cine, los créditos, el plan de fomento, etc. Ya han pasado casi diez años de las películas seminales del nuevo cine argentino: “Pizza, Birra, Faso”; “Historias Breves”; “Mundo Grúa” y “Picado Fino”. Los realizadores en esos días eran las primeras camadas egresadas de las escuelas de cine, que le dieron un baldazo de aire fresco al cine de ese entonces, cuyos mayores exponentes eran la franquicia de Exterminators y los directores que encabezaban las recaudaciones eran cineastas impersonales y sin talento como Juan José Jusid y Eliseo Subiela y otros más novatos provenientes de la industria como Marcelo Piñeyro y Alberto Lecchi. Diez años pasaron y muchos ya están en su segunda o tercer película. Sin embargo, nos encontramos en un hiato donde los directores se vuelven cada vez más diestros en su oficio de narrar, pero sus historias son cada vez menos interesantes. Esto le sucede a Trapero, Caetano (no incluyo la ultima x que no la vi), Moreno (guiándome por las opiniones de mi compañero de blog) y Villegas. Películas como “El Bonaerense” o “Un oso rojo” son películas flojas que sólo tienen una o dos escenas realmente rescatables (una escena de sexo y un festejo de navidad en una comisaría en una; y la escena de la calesita en la otra). Por otra parte, películas como “Los Suicidas” son completamente fallidas en su adaptación, guión y dirección. El cine argentino se está volviendo carente de ideas y repetitivo en sus actuaciones y estéticas. Los actores de reparto repiten sus personajes en cada película que hacen. Parece que actores como Roly Serrano, Miguel Angel Palludi o Favio Posca hacen siempre el mismo personaje.
Hay otra franja de películas que no tienen ninguna aspiración de autor como las mencionadas antes y que causan bochorno cada vez que las dan por televisión. “El Resquicio”, “El favor”, “Chicos Ricos”, “Maldita Cocaína” y “Dos Ilusiones” son films anacrónicos, televisivos y baratos, cuyos realizadores no se merecen otra oportunidad.
Ninguna opinión se merecen las películas “blockbuster” producidas por los multimedios o por Patagonik ya que ni se gastan en contratar un guionista decente ni en buscar un director idóneo para tratar de convertir las seguidillas de escenas de acción o de comedia costumbrista en algo digno de verse.
Sin embargo, a pesar de todo esto no se puede decir que el cine argentino es del todo malo. Hay realizadores como Lucrecia Martel, Albertina Carri o Daniel Burman que renuevan sus apuestas cada vez que filman, convocando a algunas multitudes. Otros cineastas no tienen la misma suerte y es así que películas como “Como un avión estrellado” o “Como pasan las horas” pasan ignoradas en las carteleras y nos hacen plantear una pregunta: ¿De que sirve hacer un cine de calidad con películas excelentes si nadie lo va a ver?
El año pasado fue una prueba de que se pueden hacer películas excelentes con gran convocatoria de público. Sin embargo, Bielisnky (en cuyas espaldas reposaba el verdadero futuro del cine argentino) ha muerto, Szfirón hace películas entretenidas y habrá que esperar su próxima película para ver si se atreve a algo más (mientras tanto nos conformaremos con su nueva serie de Tv), habrá que esperar para ver si Enrique Piñeyro realmente puede dirigir una película que no se trate sobre su vida (“Whisky Romeo Zulu”) y que Tristán Bauer pueda repetir el éxito de “Iluminados por el Fuego”, después de tantos años de realizar documentales.
El futuro del cine argentino es incierto y no es del todo negro. Se espera con ansia el estreno de “La antena” de Esteban Sapir, “El otro” de Ariel Rotter, “Cara de Queso” de Ariel Winograd y el próximo film de Juan Taratuto. Sus trabajos anteriores mostraron originalidad y despertaron mi interés habrá que ver si esta vez logran captar al público.